Cuando no hay meta


Tuve un compañero guasón en el ejército que una vez, mientras corríamos tras el sargento por el monte, me dijo: " ¡Ánimo que solo quedan 2km para llegar a ninguna parte!".
Me dió esa risa tonta que solo da cuando se tiene cierto nivel de agotamiento. Cuando volvimos al cuartel el mando nos felicitó porque habíamos corrido 20km haciendo cross (pa´rriba y pa´bajo por caminos de cabras).


Ese día comprendí que las verdaderas metas no están fuera, si no dentro de nosotros.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Kiosco